¿Por qué crear una granja de insectos en la escuela?
En consonancia con los nuevos planes de estudio, que hacen hincapié en el desarrollo sostenible, poner en marcha una granja de insectos en la escuela se está convirtiendo en algo esencial y tiene muchas ventajas.
Sencillo y práctico
Además de ocupar poco espacio y no hacer ruido, la cría de insectos en el aula es sencilla y práctica. Ya sea criando insectos palo o gusanos de la harina, requieren poco mantenimiento. Una vez que la instalación inicial esté en su lugar, todo lo que tienes que hacer es añadir comida y cambiar el terrario de vez en cuando. Esto lo pueden hacer los niños. Algunas especies, como el gusano de la harina, que se transforma en tenebrión, pueden liberarse en la naturaleza.
También es económico. Para instalar insectos en el aula, sólo necesitarás unos pocos materiales y hay varias opciones: o bien puedes comprar un kit de inicio, directamente en el sitio, con todo incluido (insectos, terrario, termómetro, maceta...), o bien puedes montar tu instalación con materiales recuperados (por ejemplo, un acuario rectangular puede transformarse muy bien en un terrario). La comida no cuesta nada y es muy fácil de encontrar. Por ejemplo, los insectos palo se alimentan de hojas de zarza o de hiedra que pueden encontrarse gratuitamente en la calle.
Desarrollar las habilidades y actitudes de los alumnos
Llevar una granja de insectos al aula permite que la clase tenga su propio carácter especial. Los animales, incluidos los insectos, hacen que el aula sea más viva y acogedora. Promueven el bienestar de los niños. Los niños suelen implicarse emocionalmente en su granja de insectos.
Los alumnos estarán motivados e implicados en el aprendizaje. Querrán saberlo todo sobre su cría de insectos palo, gusanos de la harina, etc. Podrán observar directamente las transformaciones y evoluciones, lo que es mucho más motivador que verlas en libros o en fotos.
Cuidar de los insectos, alimentarlos, limpiarlos, transportarlos, son habilidades que ayudarán a que los alumnos sean más responsables.
Criar insectos en clase también está relacionado con la educación moral y cívica. Los insectos, más pequeños y frágiles, pero tan útiles como los demás animales, requieren el respeto de los niños. Suelen ser desagradables, como los gusanos de la harina, o poco conocidos, como los insectos palo. Por eso es interesante e importante estudiarlos. Conocer mejor a estas pequeñas criaturas ayudará a desdiabolizarlas y a comprender su utilidad.
Ya se sabe: ¡cuanto más se sabe, menos se teme!
Un verdadero proyecto de clase
Poner en marcha una granja de insectos en la escuela es un verdadero proyecto de clase, de ciclo o de escuela. Permite muchas vías de trabajo transversal.
Los alumnos desarrollarán sus conocimientos y su vocabulario sobre el mundo de los seres vivos: ciclo vital, alimentación, hábitat, reproducción. Los insectos permitirán a los alumnos conocer los diferentes modos de desarrollo y crecimiento, como la muda, el gusano de la harina que se transforma en tenebrión, etc.
Los alumnos podrán ver la evolución de los insectos en el tiempo. Verán la evolución de los insectos directamente y a lo largo del año. Por ejemplo, en el caso del insecto palo, los alumnos podrán observar que el pequeño no se hace grande de la noche a la mañana, sino a lo largo de varios meses. El uso del calendario será relevante e importante.
Los alumnos dispondrán de varias herramientas, como el termómetro o higrómetro, la lupa o incluso el microscopio. Esta será una oportunidad para enseñarles para qué sirven y cómo utilizarlos.
Muchos libros de no ficción, libros de lectura o novelas harán las delicias de los alumnos y podrán ser estudiados en profundidad en clase.
Los alumnos pueden incluso utilizar algunas habilidades matemáticas (por ejemplo, medir un insecto de palo para ver si está creciendo).
Como todo proyecto, la cría de insectos en el aula tiene una finalidad social, y sería interesante invitar a otras clases a venir a ver los insectos, responder a sus preguntas y, posiblemente, ir a ver las granjas de insectos de otras clases. Los alumnos podrían hacer comparaciones.
También se podría invitar a los padres.
En resumen, poner en marcha una granja de insectos en la escuela es sencillo y práctico. La instalación no es cara y requiere poco mantenimiento. Es un proyecto real que permite a los niños desarrollar habilidades y actitudes transversales a los conocimientos que estudian. Criar insectos en las aulas servirá para concienciar y animar a los futuros ciudadanos a ser más responsables y respetuosos con su entorno.